lunes, 2 de junio de 2014

La vida después de colgar las botas

La vida después de colgar las botas
Para los más afortunados, la cuestión de qué hacer tras jubilarse reviste una gran importancia y la gente pasa años reflexionando sobre la decisión que tomará, ya que tiene grandes repercusiones.
El caso de los futbolistas es ligeramente distinto al de la mayoría de las personas. Casi todos ellos se encuentran con la mitad de su vida laboral todavía por delante cuando cuelgan las botas. Y, como es sabido, muchos se inclinan por seguir en el ámbito profesional del fútbol, convirtiéndose en entrenadores o comentaristas. Otros, sin embargo, optan por dar un giro radical a sus vidas.
FIFA.com se fija en varios exjugadores englobados en esta última categoría, la de los que han preferido apartarse de lo que conocían para adentrarse en sendas profesionales que les eran ajenas.
El emblemático Craig Johnston, ganador de la Copa de Europa y pionero entre los australianos que se han aventurado en el extranjero, decidió retirarse a los 27 años. Sigue teniendo contacto con el fútbol, aunque de una forma bastante original.
Después de que un grupo de niños a los que entrenaba le dijesen que les resultaba demasiado difícil imprimir efecto a la pelota cuando llovía, Johnston se fue a casa y pegó la goma de una raqueta de ping-pong a su bota con una banda elástica, para proporcionarle más agarre, después de emplearla como analogía de cómo se debía peinar un balón. De ahí nació el primer prototipo de lo que se conocería por todo el globo como la bota adidas Predator.
Entonces pasó a ser diseñador prácticamente a tiempo completo. Pero al cabo de tres años de trabajo y 100 bocetos todas las grandes marcas deportivas habían rechazado su propuesta, de modo que decidió pedir ayuda al Bayern de Múnich. “Llamé a la puerta y Frank Beckenbauer, Karl-Heinz Rummenigge y Paul Breitner estaban en una reunión del consejo de administración”, explicó Johnston. “Les dije: ‘Tienen que ayudarme, yo también soy futbolista, pruébense estas botas, vengan aquí y den unas patadas al balón'”.
Después de grabar a las tres leyendas ensayando con aquel prototipo, Beckenbauer y Rummenigge enviaron un mensaje, también a través de las cámaras, a los ejecutivos de adidas. “[adidas] lo proyectó en una pantalla grande, y los mismos que se habían reído de mí seis meses antes se levantaron y se pusieron a aplaudir”. Y se cerró un trato allí mismo, en ese momento. “Lo que dijeron en la grabación fue asombroso, ¡pero sigo sin saber qué fue!”, admite el australiano. Su creación se ha convertido en la bota más vendida de todos los tiempos.
Gavin Peacock, ex del Chelsea y el Newcastle United, había emprendido un camino bastante habitual al dejar el fútbol, como comentarista de televisión, pero se apartó de él repentinamente después de la UEFA EURO 2008, al emigrar a Canadá para estudiar teología y asumir un ministerio eclesiástico.
“Estaba en mi estudio, leyendo la Biblia, cuando me dio la impresión de que alguien había subrayado las palabras de las páginas. De repente me sentí llamado a ser predicador”, ha declarado el antiguo centrocampista del Queens Park Rangers. “Poco después estaba viviendo en un pueblecito de un país extraño, levantándome a las siete de la mañana para estudiar hebreo a las ocho, y luego griego antiguo a las diez. Y me pregunté: ‘¿En qué me he metido?”.
Trabajadores campeones del mundo
Ray Wilson, campeón de la Copa Mundial de la FIFA 1966™, y aún famoso hoy en día por haber sido uno de los mejores laterales izquierdos de la selección inglesa, no optó por la religión, aunque su trabajo sí tendría algo que ver con lo que ocurre tras la muerte, al convertirse en director de una funeraria, profesión que desempeñó hasta 1997.
No era un trabajo fácil, y Wilson lo hacía en solitario. “Durante tres o cuatro noches podía estar en la cama y sonaba el teléfono a las tres de la mañana. Me levantaba, y volvía a acostarme a las cinco. Y a las cinco y media ya estaba sonando de nuevo, otra vez a salir”, recordaría.
“Jugar al fútbol es mucho más fácil que organizar un entierro. Pero, claro, supongo que yo tenía más talento para el fútbol”.
Y, al igual que Johnston creó algo, en su caso perceptiblemente relacionado con el deporte rey, el exdelantero de Aston Villa y Coventry City Dion Dublin se dejó llevar por su olfato emprendedor para inventar su propio instrumento: el Dube, un tambor cúbico de múltiples tonos, que empezó a tomar forma cuando él dejó los campos.
“Empecé a construir prototipos hace unos años, durante mi segunda etapa en el Norwich City, para ver si podía producir lo que tenía en mente”, ha afirmado Dublin, que también es saxofonista y representante de una banda. “Pasé mucho tiempo en tiendas de construcción locales, comprando madera para hacer los primeros Dubes, ¡y fui perfeccionando mi concepto poco a poco!”.
De nuevo en el candelero
Después de protagonizar una exitosa carrera en la élite futbolística, dejar de estar ante las cámaras podría resultar duro para algunos. Pero las estrellas que se retiren en el futuro no tienen nada que temer: tanto el exdelantero francés Eric Cantona como el excentrocampista del Wimbledon Vinnie Jones han conseguido hacerse un hueco en el sector cinematográfico.
Y no han quedado relegados a papeles ocasionales, puesto que entre ambos suman más de 100 actuaciones. Se les recordará por haber interpretado a personajes que quizás no se hayan alejado mucho de la imagen que se labraron en sus carreras anteriores: Cantona tuvo un papel de sí mismo, aunque en versión filosófica, en Looking for Eric, y Jones hizo de duro futbolista en Mean Machine.
El sueco Tomas Brolin regresó brevemente al candelero de forma similar tras colgar las botas, al hacer un cameo en un vídeo musical junto al célebre tenista Björn Borg. El delantero, participante en Italia 1990 y EE UU 1994, pudo así añadir esa aparición en un helicóptero y una limusina en el vídeo grabado por su compatriota Dr Alban para Friends in Need a su lista de actividades posteriores al fútbol, que incluyen vender su propia marca de zapatos y aspiradoras.
Un compañero suyo en esas dos citas mundialistas, Klas Ingesson, difícilmente pudo haber elegido una trayectoria más distinta, al hacerse leñador. “No creo que haya ninguna profesión más masculina que la de leñador”, ha dicho el excentrocampista de PSV y Marsella. “Aunque probablemente antes lo era más. Ahora hay máquinas en todo, y el trabajo no resulta tan pesado. En cierto modo es una pena, porque es bueno para la salud”.
Y aunque no haya buscado los focos, esta profesión tan poco habitual sí que le ha dado fama, ya que también fue presentador del programa de televisión sueco Ocio peligroso.
Pilotos, abogados, detectives...
En el caso de otro escandinavo, Harald Brattbakk, únicamente lo reconocerán los hinchas más expertos: en su trabajo tan solo llega al público su voz.
Esto se debe a que el exinternacional noruego se gana ahora la vida pilotando aviones. “Ser piloto es mucho más duro que ser futbolista. Un futbolista se esfuerza mucho físicamente, pero la jornada laboral es muy corta”, ha declarado el ex del Celtic de Glasgow a FIFA.com. “Pero poder ver cómo sale el sol y subir por encima de las nubes siempre es algo especial”.
“Y también puedo sobrevolar cualquier parte de Europa, aunque estoy en Trondheim, y al volver paso por encima de mi antiguo estadio del Rosenborg. Siempre es agradable. No puedo quejarme”.
Entre los exfutbolistas también hay un buen número de políticos e incluso algún abogado o policía.Andriy Shevchenko, ganador del Ballon d'Or, y George Weah, Jugador Mundial de la FIFA 1995, se han dedicado a la política, mientras que el primer jugador profesional de la historia de Islandia, Albert Gudmundsson (que vistió los colores de Glasgow Rangers, Arsenal y AC Milan), fue Ministro de Finanzas en su país, y candidato a la presidencia en 1980.
Otro islandés, Gudni Bergsson, es abogado. El exdefensor neerlandés Arjan de Zeeuw, por su parte, se ha hecho detective. “Nunca pensé en ponerme a descansar después de colgar las botas, me gusta usar un poco el cerebro”, señala el antiguo central de Portsmouth y Wigan Athletic. Ahora, en lugar de formar en una defensa de la Premier League inglesa, está en primera línea de la lucha contra el crimen en Alkmaar, en su país, combatiendo lacras como el tráfico de seres humanos y esforzándose por erradicar las drogas ilegales de las calles.
De Zeeuw cuenta una anécdota sucedida cuando entrevistaba a un detenido: “Me dijo: ‘Me suenas de algo, ¿eras futbolista?’. Eso pareció ayudarle a abrirse un poco, y a mí me sirvió para recordar que ya no soy futbolista, sino policía”.(Fuente)

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