algunos de ellas de gran repercusión y en las que hubo
hasta implicaciones políticas. He aquí algunas de ellas

Alfonso XIII y el primer Madrid-Barcelona. La primera
confrontación oficial en la historia de los Madrid-Barcelona
se jugó el 13 de mayo de 1902, con motivo de la coronación
de Alfonso XIII, que se declaró madridista y que, desde que
comenzó su reinado, consta que tuvo ciertas atenciones con
los dirigentes del club. Cerca de
dos mil personas se habían acercado al hipódromo
madrileño, que se acondicionó para celebrarse el primer
torneo de la Copa de España. Los dos equipos iban a luchar
por un puesto en la final. El encuentro lo presidió Alberto
Aguilera, alcalde de Madrid, que donó el trofeo que se puso
en juego. Ganó el Barcelona por 3-1, con dos goles de
Stemberg y otro de Hans Gamper, de penalti. Johnson logró
el del honor para el Madrid.
Alfonso XIII y el primer Madrid-Barcelona. La primera
confrontación oficial en la historia de los Madrid-Barcelona
se jugó el 13 de mayo de 1902, con motivo de la coronación
de Alfonso XIII, que se declaró madridista y que, desde que
comenzó su reinado, consta que tuvo ciertas atenciones con
los dirigentes del club. Cerca de dos mil personas se
habían acercado al hipódromo madrileño, que se
acondicionó para celebrarse el primer torneo de la Copa de
España. Los dos equipos iban a luchar por un puesto en la
final. El encuentro lo presidió Alberto Aguilera, alcalde de
Madrid, que donó el trofeo que se puso en juego. Ganó el
Barcelona por 3-1, con dos goles de Stemberg y otro
de Hans Gamper, de penalti. Johnson logró el del honor
para el Madrid.

“Estimo a Cataluña, a pesar de los catalanes”
El ministro de la Gobernación decidió intervenir. La mayor gresca entre el Real Madrid y el Barcelona surgió en 1968, año en el que ambos equipos jugaron la final de Copa en el estadio Bernabéu. El conflicto comenzó en el almuerzo que la Federación Española de Fútbol organizó, al que asistieron Santiago Bernabéu, presidente del Madrid, y su homólogo, Narcís de Carreras. En su discurso, Bernabéu dijo: “Yo estimo a Cataluña, a pesar de los catalanes, y admiro a Vila Reyes, un hombre que en Barcelona es capaz de presidir un club llamado Español”.
Al día siguiente, desde Santa Pola, Bernabéu hizo manifestaciones en el semanario Murcia Deportiva, en las que ratificaba las palabras que pronunció en el ágape federativo. La gran publicidad que se dieron a esas declaraciones causó indignación en Cataluña y en el Barcelona. Narcis de Carreras solicitó una rectificación a Bernabéu de la que hizo caso omiso, mientras el presidente barcelonista comentó: “Son peores los separadores que los separatistas”.
Tomás Garitano Goñi, gobernador civil de Barcelona, tomó cartas en el asunto. Llamó por teléfono a Raimundo Saporta, vicepresidente del Madrid, ordenándole que zanjara este asunto inmediatamente. Saporta se lo comunicó a Bernabéu y le dijo: “Raimundo: manifiesta en la Prensa que no se recogieron fielmente mis palabras. Que yo quería decir que quiero a Cataluña, aunque los catalanes no me quieran a mí”.
La final de las botellas
El 11 de julio de 1968 se jugó el partido en el coliseo madridista. Un gol de Zunzunegui en propia puerta dio la victoria y el título de Copa al Barcelona. Los aficionados madridistas no pudieron ocultar sus iras hacia Antonio Rigo, el árbitro del encuentro, al que pidieron a gritos dos posibles penaltis que no señaló. Desde el fondo sur se lanzaron botellas de vidrio al terreno de juego, por lo que se denominó ‘La final de las botellas’. Cuando Franco entregó el trofeo a Zaldúa, capitán del Barça, los aficionados corearon: “¡Rigo campeón, campeón, campeón…!" .
Al acabar el partido, doña Ramona, esposa de Camilo Alonso Vega, ministro de la Gobernación, le dijo a Bernabéu: “¡Qué pena, Santiago, hemos perdido!”. Su marido, que se percató de que Narcís de Carreras había oído la frase de su mujer, le dijo: “Felicita al presidente del Barcelona. Doña Ramona apostilló: “Claro que le felicito, porque a fin de cuentas Barcelona también es España, ¿no?”. Carreras respondió: “Señora, no fotem”.
Raimundo Saporta pasó al vestuario azulgrana, felicitó a los jugadores y los explicó el follón que había en la calle. El vicepresidente del Madrid salió junto a Zaldúa, capitán del Barcelona que portaba el trofeo, a los que seguían los jugadores del equipo azulgrana. Los recomendó que no hicieran caso de los insultos que recibieran. Un grupo de aficionados madridistas expresó su gran enfado al ver salir a la expedición barcelonista, pero sus gritos ya no fueron tan sonoros al ver a Saporta. Antes de entrar al autocar, Narcís de Carreras agradeció la caballerosidad de Saporta, quien luego manifestó: “Yo me vi en la obligación de ponerme entre quienes querían agredir y quienes podían ser agredidos”.
Un reloj de oro de regalo al árbitro
El mallorquín Antonio Rigo, al que se llegó a calificar de árbitro de cámara del Barcelona, dejó este testimonio en ‘Las mejores anécdotas de los árbitros’, obra que publiqué en 2013. “Antes del partido, el gerente del Madrid, don Antonio Calderón, pasó a la caseta y me dijo que me iba a hacer un obsequio. Me aseguró que era costumbre del Madrid regalar un reloj de oro al árbitro.Ahora pienso que era condicionado a la victoria de su equipo, porque nunca recibí dicho reloj. Los dos penaltis que me reclamaron los jugadores del Madrid no existieron”.
“Me tildaron de favorecer al Barcelona y eso no era cierto, pero sí era verdad que a partir de aquella final de Copa me hice más antimidradista que antibarcelonista por dos razones: porque el Madrid y otros siete clubes me recusaron. Aquel partido me dejó tales secuelas y me perjudicó tanto en mi vida personal y arbitral, que siempre he preferido que le fueran las cosas mal al Real Madrid”. “Hubo diarios que publicaron que monté una imprenta en Palma de Mallorca gracias al Barcelona. Eso era totalmente falso. El negocio lo instalé dos meses antes de aquel partido. El Barcelona nunca me ofreció nada. Es más: ni siquiera tengo una insignia del club catalán y, sin embargo, sí la tengo del Madrid”.
El abrazo De Carlos-Núñez
Tarradellas logró que Núñez y De Carlos firmaran la paz. En 1978 Josep Lluis Núñez asumió la presidencia del Barcelona y Luis de Carlos la del Real Madrid. La guerra de declaraciones entre ambos mandatarios llegó a tal extremo que Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat, reunió a los presidentes para que firmaran la paz. La trifulca se inició en la temporada 1979-80. El Madrid ganó en su casa al Barcelona por 3-2 y al Zaragoza por el mismo resultado. La entidad aragonesa sacó una nota informativa en la que daba a entender que los árbitros ayudaban al Madrid. Núñez la respaldó añadiendo que la parcialidad de los árbitros beneficiaba al Madrid. A estas acusaciones, De Carlos respondió: “El señor Núñez vive pensando en el Real Madrid. Si dedicase el mismo tiempo a su club, quizás le fuesen mejor las cosas al Barcelona. No pierde ocasión de zaherirnos”.
El mismo día, 18 de octubre de 1979, los dos clubes ofrecieron una nota informativa en la que cada cual defendía los intereses de las entidades que presidían. El Madrid decidió no asistir a ninguna reunión de la Federación Española de Fútbol hasta que no hubiera la debida resolución por la denuncia del Zaragoza y el Barcelona relacionada con los árbitros. El comunicado del club catalán se basaba en que De Carlos atacaba personalmente a Núñez,haciendo hincapié el presidente del Barcelona que lucharía hasta desfallecer por los socios, así como por los ideales que significan los colores azul y grana.
En la vigésima jornada de la Liga, el Madrid tenía que visitar el Camp Nou. Días antes del encuentro, Tarradellas reunió a los dos dirigentes en la Generalitat. En presencia de Pablo Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol,Núñez y De Carlos se fundieron en un amistoso abrazo. Firmaban una paz que fue poco duradera. Tras el abrazo, Tarradellas dijo: “Espero que el domingo el Real Madrid sea recibido con más entusiasmo que nunca en nuestro campo”. Luis de Carlos entregó al presidente de la Generalitat la insignia de oro y brillantes del Madrid, diciéndole que sería un orgullo recibirle un día en su despacho del estadio Bernabéu, invitación que Tarradellas aceptó.(Fuente)
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