Hemos tenido suerte de no jugar ningún partido en el norte de Brasil. Eso nos ha permitido estar arropados por nuestra afición en los encuentros”. Las palabras de Sabella tras clasificarse Argentina para la final del Mundial en Sao Paulo ante 20.000 compatriotas van a quedarse en nada ante la avalancha de hinchas que acompañará a su equipo en Maracaná el domingo en la gran final.
Se calcula que la invasión de argentinos en Río de Janeiro alcanzará las 100.000 personas, con los problemas que podría conllevar en un país en el que la rivalidad con sus vecinos es encarnizada. La alarma se acrecienta por el hecho de que la inmensa mayoría viaja sin entrada pero con ganas de ver en directo un encuentro histórico. La única manera de acceder al estadio será a través de la reventa. Ya en semifinales, en Sao Paulo, muchos de los hinchas de la albiceleste que lograron su entrada para el partido lo hicieron mediante este método. Repetirán.
La final entre Alemania y Argentina excluye a Brasil y eso cambia por completo el escenario previsto para muchos. De hecho, en torno a un 60% de las entradas vendidas en su día fueron a parar a manos brasileñas, lo que invita a pensar que ahora podrían recuperar la inversión e incluso ganar dinero revendiéndolas. Los argentinos, visto lo visto, se presumen como sus mejores clientes. Ayer mismo ya se dejaron ver varios grupos de ellos por los aledaños de Maracaná y la pregunta que más hacían a la gente con la que se cruzaban era si disponían de tickets para poder ver la final.
Refuerzos. Las compañías aéreas ya reforzaron sus vuelos hacia Sao Paulo en las semifinales y han anunciado que harán lo mismo para la final de Río. Aerolíneas Argentinas, Austral, Tam y Gol tienen previsto fletar casi 20 aviones extras exclusivamente para ir y volver desde Buenos Aires al partido. Otros medios de transporte como autobuses o incluso coches compartidos se han habilitado para desplazar a aficionados. Desde Buenos Aires hasta Río hay más de 2.600 kilómetros por carretera que suponen 36 horas de viaje. Los que han elegido esta opción saldrán hoy mismo desde Argentina y pagarán casi 4.000 pesos (alrededor de 350 euros) sin derecho a hotel ni entrada.
La presencia el fin de semana de miles de argentinos sin alojamiento ni entrada tiene en vilo a las autoridades. Durante el Mundial ya ha habido algún incidente entre argentinos y brasileños con motivo de su rivalidad deportiva. En Belo Horizonte, donde se aloja Argentina, y Porto Alegre, la sede más cercana al país de cuantas conforman el Mundial, se registraron altercados leves que se teme que puedan repetirse ahora en Río.
La vigilancia será máxima, como en cualquier final mundialista, pero acrecentada por la circunstancia de que uno de los contendientes es Argentina. La ya famosa Brasil, decíme qué se siente, la canción con la que los argentinos se mofan de los brasileños, sonará con fuerza en cada rincón de Río con el riesgo de que alguien entre en la provocación. Policía Federal, Militar e incluso ejército velarán para que no sea así, aunque la alerta es máxima.(Fuente)
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