
"Pecados, perversión, sexo y pornografía. Llegó un momento en el que era esclavo de todas estas cosas", explicó Yapi-Yapo, desvelando que un conocido le introdujo en el mundo del ocultismo y su situación "empezó a empeorar".
"Entré en una depresión, perdí unos 200.000 euros e incluso llegué a pensar en el suicidio. Sólo cuando me pidieron que sacrificara a mi hijo para salvarme entendí que había llegado demasiado lejos y entonces renací y salí de aquella crisis personal", añadió, en unas palabras que han conmovido al mundo del deporte.
Tras una vida trágica, el futbolista se aferra a su fe en Dios para seguir adelante. "Dios ahora es mi presidente, Cristo es mi director deportivo y el Espíritu Santo es mi entrenador", concluyó.(Fuente)
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