Estamos en unas fechas en las que nos prodigamos en buenos deseos y destilamos buena voluntad. Son fiestas especialmente sentimentales y enmarcadas en un aura mágica. Veremos películas y leeremos los tradicionales cuentos que celebran pequeños milagros navideños, con una moraleja: está en manos de todos y cada uno de nosotros hacer del mundo un lugar mejor.
FIFA.com comparte ese espíritu y la convicción de que los pequeños gestos cuentan. Y en un día tan señalada quiere recordar el inmenso poder que tiene el fútbol como elemento conciliador y de amistad, con un ejemplo muy concreto.
Hace 99 años, un balón puso paz en medio de una cruel guerra. El fútbol fue la excusa perfecta para que cesaran los tiros y los enemigos se dieran la mano...
La tregua de Navidad
La I Guerra Mundial fue una larga lucha de trincheras. La dureza de un conflicto bélico y el frío del invierno se hacen especialmente intensos lejos de la familia. Y más dolorosos en la Nochebuena. En aquella señalada noche de 1914, en el bando alemán de Ypres (Bélgica) se vislumbraron algunas luces. El ejército británico contuvo el aliento temiendo un ataque inminente pero, en lugar de sonido de balas, se oyeron las conocidas melodías de los villancicos. Con cautela, los soldados de ambos sectores salieron de los refugios y fueron acercándose.
La I Guerra Mundial fue una larga lucha de trincheras. La dureza de un conflicto bélico y el frío del invierno se hacen especialmente intensos lejos de la familia. Y más dolorosos en la Nochebuena. En aquella señalada noche de 1914, en el bando alemán de Ypres (Bélgica) se vislumbraron algunas luces. El ejército británico contuvo el aliento temiendo un ataque inminente pero, en lugar de sonido de balas, se oyeron las conocidas melodías de los villancicos. Con cautela, los soldados de ambos sectores salieron de los refugios y fueron acercándose.
El territorio entre trincheras, la conocida como 'tierra de nadie', se llenó de ‘enemigos’ que compartieron lo poco que tenían allí, y lo mucho que traían sus memorias de casa. Para culminar la confraternización decidieron disputar un partido de fútbol. Dicen que ganaron los alemanes por 2-1. Pero quien de verdad ganó aquella noche fue la grandeza del corazón humano.
Lamentablemente, tras el último ‘Feliz Navidad’, aunque pocos se sintiesen felices, se retomaron las hostilidades que durarían otros tres años.(Fuente)
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