miércoles, 24 de julio de 2013

Juan Pablo Meneses publica las claves para fichar a niños futbolistas


Desde hace diez o veinte años los grandes clubes de Europa expandieron sus redes de búsqueda de futbolistas para poder fichar a los mejores futbolistas de América, Asia o, incluso África. Todos buscan descubrir a las nuevas joyas para poder ficharlos cuanto antes, hacerles viajar al viejo continente y convertirles en los nuevos Messi o Neymar. Sin embargo, detrás de este sueño del fútbol hay una realidad mucho más dura que el escritor Juan Pablo Meneses ha publicado en su libro "Niños futbolistas".
El chileno analiza el negocio del fútbol en Sudamérica, donde considera que el fútbol "acaba siendo una caricatura de la vida" y lo demuestra después de comprar los derechos de un niño chileno de doce años para venderlo en el mercado europeo.
Meneses dedica dos años a encontrar una futura estrella con la que negociar y lucrarse. En su camino descubre mundos desconocidos como el tráfico de los niños, la presión familiar, las escuelas y los ojeadores de clubes españoles, los mecanismos, los viajes, las esperanzas y los fracasos (la FIFA calcula que sólo el cinco por ciento de los jóvenes llega a ser profesional).
"Lo que más se vende al extranjero son los argentinos; los uruguayos son un producto en alza porque se adaptan a todas las condiciones y muchos también tienen pasaporte europeo, pero un brasileño todavía vale más que el resto", dice Meneses.
"Quienes que critican la compraventa de niños, esperan que su equipo tenga un Neymar, un nuevo fichaje estrella", afirma el periodista que muestra así la hipocresía de una sociedad capitalista en la que la gente critica sin involucrarse en el cambio o, incluso, beneficiándose de lo que critica.
"Los chicos de diez u once años son los más baratos porque no tienen contrato con nadie, pero en España con seis o siete años cambian de clubes. ¿Qué significa? Que no existe un contrato formal, pero sí una recompensa para llevarlo de un club a otro", comenta. Muchos de esos niños apenas han hecho la comunión y ni siquiera se imaginan habiendo acabado la Educación Primaria. Y es que, en un mundo donde en cada esquina hay una decena de chicos pegándole patadas a un balón, si no se triunfa a los dieciséis años, ya es difícil llegar alto.
Para intenar limpiar este mercado negro, la FIFA desarrolló el Transfer Matching Systema hace tres años, gracias al cual el máximo organismo del fútbol mundial podría tener controlado en una gran base de datos a todos los jugadores, para poder vigilar traspasos y movimientos extraños. Empero, hecha la ley, hecha la trampa.
En los últimos años los clubes han cambiado de estrategia para seguir buscando al nuevo crack sin interceder en la normativa, algo que la propia FIFA sabe pero que tampoco parece preocuparle en exceso. En el fondo, el negocio del fútbol se alimenta de futbolistas y, si son jóvenes y crean en la gente ilusión y afición, mucho mejor.
El libro también le dedica un capítulo al primer 'reality' de niños futbolistas. Sucedió en 2002 y se llevó a cabo, cómo no, en Argentina. El ganador fue Aimar Centeno, de 16 años, y la recompensa era un viaje a España para probarse con el Real Madrid. Su historia pertenece a esas que nadie conoce porque no acaba triunfando. Lo suyo fue mala suerte porque se lesionó en su primer entrenamiento con los blancos. Tras unos meses, acabó haciendo las maletas y volvió a cruzar el charco camino a casa. En la liga argentina tampoco se ganó la confianza de los clubes de primera división. Once años depués de ser considerado "El nuevo Aimar", Centeno vive en su localidad natal, viendo el fútbol como cuando era joven: un deporte con el que divertirse en el tiempo libre.
Meneses acaba su libro a la par que la trayecoria del chileno de doce años al que ha intentado fichar para poder colocar a algún gran club. Tiene el trato casi cerrado con el abuelo, pero ese joven acabará por unirse a la larga lista de nombres anónimos para los que el fútbol apunto estuvo de convertirse en su profesión.(Fuente)

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