
El Barça ganó al Milán por 3-1 en un partido mediocre en el que Messi volvió a ver puerta y ya está en los octavos de final de la Champions a falta de dos jornadas para acabar la fase de grupos.

El Barça actual tiene en el de Arenys una solución y un problema. Una solución porque es el jugador que mejor se mezcla con Messi y es el mediocampista que interpreta mejor el estilo de juego que quiere el Tata. Pero para que juegue Cesc, alguien tiene que salir del equipo, llámese Iniesta, llámese Xavi. Y de momento, parece que esta decisión tiene al entrenador barcelonista paralizado.
Ante el Madrid lo solventó ofreciendo a los dioses del banquillo la suplencia de Alexis, pero esta noche se pudo ver que si quieren recuperar a Messi por la vía rápida, hay que ponerle un Cesc al lado.
Pelota parada. Al Barça le costó abrir el marcador ante un Milán, que sin complejo alguno, salió al Camp Nou a defenderse con descaro. Sólo un penalti sobre Neymarque convirtió Messi en su acción más peligrosa de la primera parte y un gol de cabeza tras el saque de una falta dio ventaja a los culés.
Parecía que el partido estaba en el saco, pero una carrera ganada por Kaká a Alves rompió la monotonía y facilitó el gol de Piqué en propia puerta. En la segunda parte, el Milán controló el juego y sólo la salida de Cesc pudo romper el partido y evitar la crisis semanal que agita el camerino.(Fuente)
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