domingo, 3 de noviembre de 2013

Newell's cumple 110 gloriosos años de vida

¿Y si nos detuviéramos a pensar lo que significa pertenecer a una institución que cumple 110 años? ¿Si encontráramos la forma de visualizar los lazos con aquellos que un 3 de noviembre dieron el inicio a nueva forma de entender la realidad, la ciudad, el mundo? ¿Si pudiéramos bosquejar un árbol genealógico imaginario en donde encontrar similitudes con esos viejos muchachos de Isaac Newell?
Si lográramos detenernos un segundo, ahuyentar la coyuntura y sumergirnos en el tiempo, seguramente encontraríamos respuestas. Muchas respuestas. Aquellas que nos ayudan a continuar y reafirmar los sentimientos, la euforia, los llantos. 
Seguramente, si algún científico de esos que asombran con nuevas teorías y concepciones, concediera un momento de su trabajo y diseñara un encuentro atemporal con aquellos hombres que en 1903 decidieron emprender este camino, encontraríamos similitudes. Coincidencias en cuestiones de carácter, espíritu emprendedor, exigencia, solidaridad y el mismo amor por el fútbol… hasta quizás descubriríamos parecidos físicos. 
Lamentablemente, el encuentro entre todas las generaciones desde 1903 terminaría en una gran batalla, que en principio seria dialéctica pero no finalizaría en paz. Primero los saludos de protocolo y la alegría de conocerse, pero luego cada cual desde su rol focalizaría su visión de los hechos. Allí mismo, quienes estuvieron en el primer clásico de 1905 alzarían su voz orgullosa para la envidia del resto. O aquellos que estuvieron presentes el 23 de julio de 1911 podrán adjudicarse el hecho de haber emparentado a Newell’s con el Parque Independencia, cimentando su presencia en el corazón de la ciudad. Podríamos escuchar a los del ‘31 burlarse de los “anteriores” por considerarlos amateurs y definiéndose ellos mismos como profesionales y campeones. Pero claro, los del ‘39 finalizarían la discusión con una verdad irrefutable, porque ellos, gracias al notable dirigente Carlos Colombres, vieron los primeros campeonatos regulares de AFA. 
Las cosas no terminarían bien. ¿Quién convence a los del ‘42 que no fueron los que mejor interpretaron el fútbol en la historia? Lo intentaron, pero le hablarán del equipo de Yudica, del nuevo estilo de Marcelo Bielsa y hasta buscarán imágenes del Newell’s 2013 de Gerardo Martino. Pero, ¿quién los convence? Los del ‘60 escucharán atentos, pero no opinarán, ya que las cuestiones deportivas no les ofrecen argumentos sólidos. Igualmente tomarán coraje y nos hablarán de la vida social del club. La mayoría, que no vieron el desarrollo del deporte amateur ni participaron de los famosos carnavales, mirarán incrédulos. Los del ‘60 no se rendirán y destacarán la popularidad, la inmensidad de barrios compartiendo un asado en la sede social. De pronto una persona en el fondo se jactará: “En el ‘61 yo vi a Pelé jugar en nuestra cancha”. 
Los del ‘70 esperarán su turno para opinar, ya que para ese momento el debate sería feroz. Aprovecharán un descuido y nos hablarán de la presidencia de Armando Botti, quien inauguró una línea dirigencial que continuaron Emilio Carello, Eduardo Gallo y Mario García Eyrea. Seguirán contándonos sobre Griffa y su proyecto innovador en divisiones inferiores. Hasta llegarán a apropiarse de una nueva línea fundacional, enmarcada en el desarrollo deportivo y social. De ahí en más, el grupo de los ‘70 sólo se dedicará a intervenir con un ‘a ese jugador lo formo Griffa’. Omitirán mencionar el mayor orgullo, el campeonato del 74, para no ganarse la envidia de todos los que no pudieron estar presentes aquel 2 de junio.
Un pequeño intervalo incorporará a la mesa la cuestión de los ídolos. Hablaremos desde el alemán Celli, hasta Maxi Rodríguez y no habría consenso. Las partes no lograrán llegar a un acuerdo. Los de mayor edad pedirán pruebas que confirmen que el campeonato del ‘88 se logró con un plantel íntegramente surgido de las divisiones inferiores. Incluso dudarán que Newell’s era escuela nacional del futbol juvenil. Marcelo Bielsa no fue un tema más, porque no sólo buscarán defenderlo desde el plano deportivo, sino que también esgrimirán conceptos de identidad, pertenencia y valores que muchos no podrán entender. Hablarán de sus logros, del 4 a 0, del 4 a 3, del clásico con suplentes, de la vuelta en la Boca, pero seguirá sin existir conformidad en los presentes. Cada cual sentirá que su vivencia dentro del club no podía ser comparada con ninguna otra. 
De la presidencia de Eduardo López no se hablará, pero muchos se horrorizarán cuando se describa el mayor saqueo de la historia del club. Enseguida, los más jóvenes revivirán el 2004 donde 40 mil personas coronaron el torneo en Avellaneda. Se verán caras envidiosas, pero nadie lo asumirá. Los detalles de la lucha para salvar el club y su posterior recuperación el 14 de diciembre de 2008, será una historia escuchada con mucha atención. Y llegará el momento de quienes digan que, en una misma época, regresaron todos los ídolos que se encontraban en el exterior para lograr la estrella del 2013. Pasó desapercibido la cifra de 300 mil leprosos en el monumento. Para ese momento, nadie escuchará y comenzará el momento de la reflexión, de las conclusiones. ¿Y si todo esto tiene algo en común? 
El hecho, totalmente inverosímil solo ayuda a la imaginación. El continuo deseo de buscar razones donde no las hay. Newell’s es todo eso y todo lo que está por venir. Nos une una sincera muestra de lealtad y fidelidad hacia una institución que nos concede los momentos más hermosos de nuestras vidas. Donde no existe el individualismo y la búsqueda es colectiva y solidaria. Donde los valores nos los inculcan nuestros padres, pero los refuerza el club. El mismo club donde compartimos, donde no nos sentimos solos, donde están todos los que queremos que estén. El recuerdo de mi abuelo, de mi papá y de todos los papás y abuelos que ayudan en la tierra y fuera de ella. Allí donde la identidad no es un concepto vacío, si no que se significa. Lo que me enseño mi viejo no es casual ni menor, pero él, que siempre habla con la experiencia, solo me enseñó a amar a Newell’s, porque sabía que el resto Newell’s lo hacía solo.(Fuente)

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