Brasil sigue acorralando a Sandro Rosell. Mientras se hace efectiva la petición de ocho años de cárcel para el ya expresidente azulgrana por una causa penal y otra administrativa relacionada con la empresa Alianto Marketing, aparecen nuevas informaciones que señalan que Rosell firmó contratos en 2011 y 2012 para que Brasil jugara una decena de amistosos siendo ya máximo mandatario del club catalán.
El Estadao de Sao Paulo afirma que ya se han celebrado algunos de los partidos firmados. El primero de ellos fue el que enfrentó a Brasil con Egipto, encuentro que se disputó en Catar, país con el que Rosell mantiene excelentes relaciones a todos los niveles, tal y como ha quedado demostrado con los diferentes acuerdos firmados por el Barcelona.
Otro partido ya disputado fue ante Japón en Polonia, en un día laboral y en una hora a la que apenas nadie pudo acudir al estadio. Poco importó. Otro amistoso disputado ante Iraq disputado en Suecia sirvió para que se repitiera la imagen de un estadio con escaso público por idénticas circunstancias. El acuerdo incluye, además, partidos ante Bosnia, Dinamarca y tres amistosos a disputar en Estados Unidos.
La comisión, tal y como señala el periódico brasileño, no es la única forma de pago. Al parecer, el proyecto 'Bonus', liderado por Rosell, también se beneficiaba de la infraestructura de la Confederación Brasileña en su búsqueda de jóvenes jugadores que terminaban en la Academia Aspire de Catar.
Respecto al ‘caso Neymar’, los directivos del Barcelona con Rosell a la cabeza y al tratarse de un club deportivo harán suya la responsabilidad, siempre y cuando no exista un delito penal. Serán culpables si en el ejercicio del cargo se han apoyado en el dolo, culpa o negligencia grave, un régimen fuertemente 'subjetivizado', frente a la naturaleza más 'objetiva' de la responsabilidad de administradores sociales de sociedades de capital. Por tanto, tendrán que probar el dolo o la culpa grave, tal y como señala el portal Iusport.
Si el Barcelona fuera una Sociedad Anónima Deportiva, todo hubiera sido más sencillo, ya que se aplicaría la responsabilidad de los gestores por el ejercicio de su cargo. La ausencia de normas claras alrededor de los clubes deportivos facilita la ambigüedad que se puede aplicar en el caso.
Y aunque finalmente el socio Jordi Cases ha decidido no retirar la famosa querella, germen de toda la crisis institucional actual, hay que decir que el proceso no se paralizará en momento alguno y será el órgano judicial el que marque los tiempos y la responsabilidad de Rosell y su Junta.(Fuente)
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