sábado, 22 de septiembre de 2012

Liverpool-Manchester United, rivalidad bajo la sombra de Hillsborough

Thai Red Wars Banner Manchester United Liverpool
Una rivalidad surgida en un entorno social (ambos luchaban por tener el control de la exportación de algodón llegado desde Estados Unidos en plena época industrial), con más de 150 años de historia y un sinfín de anécdotas, vuelve a cruzarse este domingo en Anfield. Sentimientos enfrentados que se explicarían simplemente con datos pues entre ambos han ganado 119 títulos (60 United, 59 Liverpool). Un duelo histórico que uno de sus principales protagonistas en los últimos tiempos, el mítico Ryan Giggs, ha destacado por encima de cualquier otro pues “es una rivalidad insuperable llevaba al césped”.
Desde el 25 de diciembre de 1906, fecha del primer duelo, las discrepancias futbolísticas se multiplicaron por el estilo de vida de dos urbes hermanadas desde la enemistad. 153 partidos, 59 victorias del United, 51 del Liverpool y 43 empates. Los Reds dominaron el fútbol inglés en los años 70-80 (donde lograron once campeonatos ingleses y cuatro Copas de Europa), mientras el Manchester United, hace lo propio desde los años 1990 hasta nuestros días (con doce Premier, un triplete en 1999 y dos Copas de Europa). Igualdad extrema hasta el punto que el último campeonato nacional de los mancunianos, el de hace dos años, fue doblemente especial porque con él, sumaban 19, superando ya en uno a los Reds de Anfield, donde esperan una Premier que nunca ha llegado desde su fundación en 1992.
El duelo se repite este domingo en Anfield con muchos condicionantes ‘extras’ pues se desarrollará en un contexto delicado, tan solo diez días después de la publicación de un informe que puso énfasis en la responsabilidad de la policía en la tragedia de Hillsborough, en la que murieron 96 aficionados del Liverpool en 1989. Durante las últimas semanas se han llevado a cabo eventos y citas solidarias con aquella desgraciada tarde y será, además, la vez primera desde las novedades desveladas, que se dispute en Anfield un partido, con lo que se espera enorme mediaticidad por parte de los hinchas locales pidiendo justicia. Tan sensible es el tema, que responsables de los Red Devils, con Alex Ferguson a la cabeza, pidieron calma en un partido propicio para los incidentes, ya que esta vez se espera que los más radicales también ahorren cualquier tipo de provocación sobre este tema en un período particularmente sensible.
HILLSBOROUGH, MÁS QUE NUNCA EN LA MEMORIA 
Deportivamente no habrá grandes novedades. El Liverpool tiene mucha más necesidad pues más allá de sus sentimientos y complicaciones históricas, la actualidad le da la espalda al no haber sido capaz aún de ganar y sumar simplemente dos puntos en cuatro jornadas. Mejor estímulo para hacerlo no encontrará el estilo de un Brendan Rodgers que, de perder ante su gran rival, puede salir gravemente debilitado. Se espera que el corazón les haga encontrar el camino adecuado, con la joven perla Raheen Sterling (jugador de moda en el país) y el charrúa Luis Suárez, como principales actores dentro de un esquema donde la manija recae en pies de Joe Allen (sobre todo sin Lucas Leiva, aún lesionado), apuesta personal del técnico que aún no responde a lo deseado.
En el Manchester United, Alex Ferguson tiene muy claro que pese a los resultados cosechados que sí están siendo favorables tras caer en la primera jornada de Premier (desde que lo hizo ante el Everton 1-0, ha ganado todo), la imagen y la solidez con la que se ha conseguido, dista mucho de la de un equipo poderoso con aspiraciones a gran escala. Wayne Rooney seguirá lesionado aunque puede volver en menos tiempo del esperado, siendo nuevamente Van Persie y Kagawa, los dos más requeridos para sacar adelante un partido marcado por el cansancio de ambas plantillas en plena semana europea (aunque los locales apenas sacaron canteranos y no vieron debilitadas las fuerzas de sus principales estrellas).
Y todo, además, en el contexto de la polémica surgida el pasado año con Patrice Evra y Luis Suárez. Después de problemas con la justicia y la sanción al uruguayo por descalificaciones racistas, el galo no quiso dar la mano al rival la última vez que se viern las caras, donde saltaron 'chispas' en todo momento. Por ello, desde el protocolario saludo inicial, ya existirán muchos temas para empezar a escribir un nuevo capítulo. Un clásico con más sensibilidad y menos enemistad (salvo que Evra-Suárez (Fuente)quieran) que nunca.
ANFIELD QUIERE 'RESUCITAR' POR NECESIDAD

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