“Árbitro, hijo de pu...”. “¡Qué malo eres!”. “Ahora te irás tranquilo, cabrón”. La verdad es que no, no me voy tranquilo, me voy jodido. El árbitro se prepara para cada partido como si fuera un encuentro de Primera División, sea de la categoría que sea, no obstante, lejos de entender que el árbitro también está aprendiendo, muchos padres y aficionados se dedican a dirigirse a él con los términos que he escrito en el primer renglón y otros muy diversos, en vez de disfrutar de un deporte tan bonito como es el fútbol.
¿Fallamos? Mucho. ¿Intencionadamente? Nunca. Nuestro objetivo es minimizar el error y con ello evitar el “protagonismo” que algunos dicen que buscamos. Pero, seamos realistas, ni siquiera un árbitro de la élite, que ha estado preparándose más de 15 años para llegar al fútbol profesional, puede evitar el error. Somos árbitros, personas, no máquinas.(Fuente)
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