Las decisiones de Carlo Ancelotti en su debut oficial con el Madrid marcaron el destino del partido, lo mismo que marcarán su etapa en el Madrid, con la arriesgada medida de seguir sentando, como Jose Mourinho, a una leyenda como Casillas.
La esquizofrenia de la etapa del portugués, y la certificación de un madridismo todavía dividido, presidieron el comienzo en el Bernabéu con la suplencia inesperada de Iker, que hasta recibió pitidos del respetable en una nueva vuelta de tuerca del legado dejado por Mourinho.
El gol anulado a Marcelo (bueno, fue de Perquis) a los dos minutos fue un espejismo. Como el fútbol dinámico del Madrid. Parecía igualar la espontaneidad del primer tanto culé, pero hubo fuera de juego del brasileño. En la otra portería, que hubo mucha ida y vuelta, Diego López devolvió la confianza con un paradón a los tres minutos, respuesta de un cabezazo de Jorge Molina.
Ramos, el peor día
Un Betis muy trabajado por Pepe Mel, como es habitual, se la hizo pasar mal al Madrid desde el comienzo. Ramos, quizás afectado por la suplencia de Casillas, eligió el peor día para desenchufarse, el día del Betis, algo especial para él, siempre sevillista.
Cedrick, aquél que costó 1,20 euros, cogió la autopista y Jorge Molina pagó el peaje: 0-1 a los 14 minutos. Pudo ser peor. Y es que a los 16 no cayó el segundo por milagro del mal disparo del ex azulgrana Verdú, de nuevo tras una galopada (ahora por la izquierda) de Cedrick.
Un segundo gol anulado (otra vez Perquis en propia puerta) por otro fuera de juego anunciaba que el partido iba a ser sufrido, que era sufrido para el Madrid. Aunque su pegada, su enorme pegada, volvería a rescatarle. Ya avisó a los 23 minutos Cristiano, que tuvo el gol en un derechazo cruzado, y a los 26 llegó el 1-1: Benzema resolvió con la izquierda el desmarque que vio Isco, para su primera asistencia como madridista.
Nosa, al larguero (34’), dispuso de su momento de gloria en un Betis que se marchó en realidad al descanso lamentando haber dejado vivo al oponente. Tal cual. Un tercer gol anulado al Madrid por lo de siempre, por fuera de juego (ahora a Benzema), le dio, no obstante, al equipo de Ancelotti la sospecha de que podría acabar ganando pese a todo.
Larguero de Cristiano
En la segunda parte, Cristiano pudo cambiar el desarrollo del partido con un remate al larguero a los 29 segundos. Igualaba el de Nosa. A los diez minutos, en cambio, Khedira se marchaba, lesionado, por Casemiro, la sensación de la pretemporada.
El partido comenzó a romperse a continuación con el cambio de Cedrick, el mejor del Betis, por Juan Carlos, decisión extraña salvo causa de fuerza mayor desconocida. Y el Madrid se aprovechó para imponerse físicamente en la recta final, típica superioridad blanca cuando le vienen mal dadas de antes. No obstante, el Madrid no pierde en casa (no cuenta la Copa ante el Atlético) desde el 10 de diciembre de 2011, cuando quien le derrotó fue el Barça de Guardiola por 1-3, y el Betis no iba a darle otro disgusto.
El vendaval final, con un pletórico Di María, fue suficiente para un segundo gol, obra de Isco a pase medido de Marcelo. Y eso que estuvo de cuento el meta bético Andersen que casi pone el cartel The End. Pero no el de “Y comieron perdices…” ya que se marcharon los béticos insatisfechos del césped. Con esa sensación de si hoy no, jamás. Y el Madrid silbando por librarse de una buena en el arranque de la Liga.(Fuente)
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