Los actos vandálicos registrados anoche durante la celebración del título ligero del París Saint-Germain (PSG) han empañado la imagen de algunos de los enclaves turísticos de la ciudad más visitada del mundo y han desatado hoy duras críticas contra la gestión de la seguridad del Gobierno socialista.
Entre 10.000 y 15.000 aficionados se dieron cita en la plaza de Trocadero, frente a la Torre Eiffel, para festejar el título, hasta que decenas de hinchas radicales se enfrentaron a los antidisturbios, arrancaron vallas y lanzaron bengalas.
Los altercados obligaron a los organizadores a abortar la celebración con los jugadores a los cinco minutos, sin apenas tiempo para que Zlatan Ibrahimovic, Thiago Silva o David Beckham brindaran el título a sus seguidores, y a cancelar el posterior crucero por el Sena del equipo.
La que debía ser la triunfante imagen del equipo de moda en Francia, que reconquistó el título tras diecinueve años de sequía y alimenta el sueño de sus dueños cataríes de convertir al club en uno de los grandes de Europa, se convirtió en una fotografía empañada por el humo, los disturbios y los actos vandálicos.
Las autoridades cancelaron la fiesta "por motivos de seguridad", pero no lograron calmar los ánimos de los radicales que, tras arrasar la plaza de Trocadero, continuaron con su batalla campal por las calles aledañas.
Los violentos causaron destrozos en comercios, vehículos y mobiliario urbano incluso a lo largo de los Campos Elíseos, la avenida más turística de París, para dejar un balance de 32 heridos, 39 detenidos y cuantiosos daños materiales.
Desde la oposición conservadora, se ha criticado al Gobierno socialista por no haber valorado la amplitud de la celebración y la posibilidad de que los violentos intentasen recabar protagonismo tras una noche previa en la que los altercados dejaron un saldo de 21 detenidos. A la reprobación se han sumado dos sindicatos de Policía.
"Ha habido un problema de competencia en la organización de las fuerzas de seguridad. El más expuesto es el responsable de la Policía, a menos que el ministro considere que es su responsabilidad y saque conclusiones", dijo en la Asamblea Nacional el jefe de los diputados conservadores de la UMP, Christian Jacob.
El ministro del Interior, Manuel Valls, muy firme en cuestiones de seguridad, ha sido criticado primero por haber permitido la celebración frente a la Torre Eiffel, donde es complicado controlar a los radicales, y, segundo, por no haber movilizado a suficientes efectivos de policía.
"Hace falta que haya sanciones ejemplares", declaró en los micrófonos de "Europe 1" Valls, quien subrayó que las fuerzas de seguridad "hicieron bien su trabajo" y reprochó a los conservadores que intenten sacar réditos políticos de los altercados.
El titular de Interior, nacido en Barcelona, es una de las personalidades políticas más valoradas en Francia y su nombre suena como posible primer ministro en caso de que el presidente, François Hollande, ordene una remodelación del Gobierno.
Valls aseguró que confía en que las grabaciones en vídeo permitan identificar a todos los responsables, aunque muchos de ellos actuaron con el rostro tapado.
Los críticos sostienen que si la fiesta se hubiera celebrado en el estadio del Parque de los Príncipes, donde juega el PSG, los ultras no habrían podido participar, pues están identificados por los responsables de seguridad y desde hace tres años tienen prohibida la entrada al campo.
En la enorme plaza de Trocadero, majestuoso marco desde donde se extiende una vista excepcional sobre la Torre Eiffel y los Campos de Marte, localizar a los ultras y apartarles del resto de los aficionados resulta una tarea mucho más complicada, a pesar del dispositivo de 800 policías y antidisturbios que velaban por la seguridad de la fiesta.
El responsable de la Liga de Fútbol Profesional, Frédéric Thiriez, ha asumido su "parte de la responsabilidad" por aceptar que la entrega del premio se celebrara frente a la Torre Eiffel.
La respuesta del PSG fue en la misma línea y, tras una reunión en el Ministerio del Interior, su director general, Jean-Claude Blanc, se refirió a una "responsabilidad compartida" y avanzó que el club se personará como parte civil en el juicio contra los violentos.
Por su parte, los ultras han procurado desmarcarse de los atentados y en un comunicado declararon que no estuvieron implicados en los actos violentos, sino que celebraron el título pacíficamente y llamaron "a la calma".
Responsabilidades aparte, lo que nadie duda es que la imagen ofrecida por París y Francia ha sido "absolutamente vergonzosa", en palabras del ministro de Exteriores, Laurent Fabius, quien espera que la Justicia sea "extremadamente severa".
Ayer lunes, el Barcelona y el Manchester United también celebraron sus respectivos títulos ligueros, sin que se registraran incidentes graves en esas ciudades.(Fuente)
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