Cuando el premio para el vencedor era la muerte.
Seguro que los seguidores del fútbol conocerán cientos de partidos históricos y vibrantes que yo no conozco,, pero hay un partido de fútbol especialmente emotivo que se jugó en 1942, y donde el premio para los ganadores no era ninguna copa, sino su muerte.
En 1941, durante la 2º guerra mundial, Ucrania era una de las repúblicas socialistas soviéticas que formaban parte de la URSS. Kiev, la capital, fue ocupada por los nazis hasta el 6 de noviembre de 1943, y durante esos años la ciudad estuvo llena de refugiados de guerra que se les despojó de todos sus bienes y para los que sobrevivir a un nuevo día era toda una odisea.
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Una de las cosas que se prohibieron fue el fútbol, ya que el antiguo equipo, el Dynamo de Kiev estaba fundado por miembros de la policía comunista. Pero un panadero alemán llamado Kordyk, y amante del fútbol que había sido seguidor del prohibido equipo, reconoció en la calle a un mendigo que no era otro que Mykola Trusevych, portero y antigua estrella del Dynamo. Viendo su lamentable estado le ofreció trabajo para limpiar la panadería.
Disfrutando de las historias de los años dorados que le contaba el jugador de fútbol, Kordyk tuvo la idea de reunir a todos los antiguos jugadores de su equipo favorito. Con la ayuda de Trusevych, localizó entre los mendigos al resto de caídas estrellas y les dio trabajo para ocultarlos de los nazis, pero no pudo completar su equipo, así que también dio trabajo a algunos jugadores del Locomotiv, recomendados por Trusevych .
De manera clandestina, recuperaron la única pasión que podían tener, volver a jugar al fútbol, y para evitar el acoso nazi, cambiaron el nombre de Dynamo a F.c. Star.
A pesar de las largas jornadas de trabajo y una alimentación deficiente, gracias a su calidad comenzaron a ganar partidos hasta que unos meses después se enfrentaron con un equipo alemán al que derrotaron. Los nazis, nerviosos, buscaron otro equipo mejor que también fue derrotado, haciendo que la fama del modesto equipo de panaderos corriera como la espuma.
Aquello supuso el principio del fin. Algunos nazis propusieron detener y fusilar a todos jugadores, pero los altos mandos sabían que aquello no haría más que aumentar la leyenda del modesto equipo, y decidieron antes de fusilarlos, organizar un partido oficial con los mejores jugadores alemanes de las Wehrmacht (fuerzas armadas nazis), , así se confirmaría la supremacía alemana en el deporte, una obsesión del régimen, pero volvieron a ser derrotados. El equipo nazi era el Flakelf.
El Flakelf pidió la revancha, y se preparó a conciencia sabiendo todo el prestigio que se jugaban, y llegó el gran día, el 6 de agosto de 1942, en el estadio Zenit, y con los palcos repletos de autoridades y mandos nazis, iba a comenzar un partido que desafiaría a todo el régimen de Hitler y sería conocido a partir de ese día como “El partido de la muerte”.
Ya en el vestuario, un nazi dice ser el arbitro y pone como condición esencial que el Star efectúe el saludo nazi, pero esa es la 1º provocación, y nada mas empezar el partido, los jugadores saludan con la mano en el corazón ante el asombro de los presentes, y en lugar de decir “!Heil Hitler¡”, gritaron “!Fizculthura¡”, un eslogan soviético que proclamaba la cultura física.
Los alemanes empiezan de manera más que agresiva golpeando indiscriminadamente y sin disimulo a los jugadores del Star ante la impasividad del árbitro, y marcan el 1 gol ante el clamor del estadio. Pero pronto se torcerían las cosas, y se llegaría al descanso con la victoria del Star por 2 a 1.
El comandante de ocupación, Eberhardt, baja al vestuario local y tras decir a los jugadores del Star que Alemania nunca ha perdido en un territorio ocupado, advierte con su arma en la mano que ganar traerá consecuencias, pero eso no parece asustar al equipo que vuelve en el segundo tiempo con mas fuerza que nunca, y a pesar de las duras entradas, los ucranianos meterían 3 goles más. Hacia el final del partido, cuando ganaban 5 a 3, un jugador llamado Klimenko quedó solo frente al portero alemán, lo sorteo, y en lugar de meter gol, disparó hacia el centro del campo en un gesto de desprecio que hizo que la delegación alemana se retirase. EL destino estaba escrito.
Una semana después del partido, varios jugadores del Dinamo fueron arrestados y torturados por la Gestapo, acusándolos de pertenecer a la policía comunista. Uno de los futbolistas, Mykola Korotkykh murió mientras era torturado. Los demas fueron mandados al campo de concentración de Syrets. Alli fueron asesinados Ivan Kuzmenko, Oleksey Klimenko y el guarda meta Mykola Trusevych, que murió con la camiseta puesta, en febrero de 1943.
Kiev fue liberado en noviembre de ese año, pero fue hasta después de la caída de la antigua URSS, que esta historia no se divulgó. El 16 de noviembre de 1943, Izvestia fue el primer periódico en informar de la ejecución de los deportistas por los alemanes, aunque el partido en sí no fue mencionado. Los jugadores supervivientes Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko, fueron los responsables de la popularización de esta historia soviética en la cultura popular.
Hoy en día hay un monumento frente al estadio Zenit, rebautizado como estadio Star en 1981 en su honor. Los jugadores son considerados héroes, y su historia se enseña en los colegios. Los que conservan una entrada de aquel día tienen un pase especial para ver de por vida al Dynamo de Kiev.
La historia fue contada en el libro “El partido de la muerte”, y el cineasta John Huston se basó en dichas anécdotas para realizar “Evasión o Victoria”, que contaba con Sylvester Stallone, Michael Caine, Max Von Sydow e incluso Pelé, aunque también hay tres películas soviéticas inspiradas en estos hechos.(Fuente)
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