El caso de Ayodele Medaiyese ha salido a la luz pública, tras una posible deportación a su país natal: Nigeria. El joven jugador llegó a Alemania el año pasado, procedente de Nigeria. No ha tenido problemas de integración: sus notas van bien en el colegio Nelson Mandela en Hamburgo. Es un ejemplo de integración en el país teutón. Nada que ver con tiempos pretéritos, donde tod se miraba con recelo, de ahí nace la multiculturalidad de este país.
El chico nigeriano además, juega para las categorías inferiores del HSV. Combina sus dos grandes pasiones: el fútbol y la familia además de su formación. Recientemente, el chico ha cumplido 18 años y el gobierno alemán ha solicitado la aplicación de su deportación a su país natal, eso a sabiendas de que su padre es ciudadano alemán. Sin embargo, el gobierno ha ignorado este hecho.
La pregunta que la opinión pública se ha realizado es la siguiente: Si ha sido críado y formado en el país, habla el idioma, está adaptado al contexto social del país sin ningún problema, ¿por qué se le deporta? ¿Por qué no se le deportó cuando llegó? Al parecer, el gobierno alemán se queja de la falta de personal para el control de la inmigración; éstos confunden “buenos” por “criminales”, gente honrada que busca un futuro con otro que lo desperdicia; pagan justos por pecadores.
Es por esta razón, por la que Ayodele podría ser deportado a su país de origen. ¿Podrá evitar Ayodele la deportación con la nacionalización?(Fuente)
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