Los malos estaban al otro lado del muro, en la República Democrática Alemana, donde el dopaje de Estado ya juzgado por la Stasi, la policía de la RDA, estaba a la orden del día durante la Guerra Fría.
Esa era, hasta hace apenas unos días, la percepción general de los alemanes cuando se trataba del tema dopaje, ahora estremecida por un informe realizado por la Universidad Humboldt de Berlín y la Universidad Wilhelm de Münster con la conclusión que en la República Federal de Alemania también se llevaron a cabo estas prácticas, a sabiendas además de políticos e instituciones deportivas, que se encargaron de acallar a los críticos.
Dicho informe de 2008, elaborado a petición de la Confederación de Deportes Olímpicos alemana (DOSB), aún no fue publicado en su totalidad por razones de privacidad. Sin embargo, el periodico alemán Süddeutsche Zeitung consiguió hacerse con él y publicó las piezas más escandalosas.
Por ejemplo, que el Instituto Federal de Ciencias del Deporte (BiSP) hizo pruebas con testosterona, estrógenos, dopaje de sangre y andrógenos anabólicos y llego a suministrarle dichas sustancias a menores de 11 a 17 años.
Según el informe "Dopaje en Alemania desde 1950 hasta ahora desde el punto de vista histórico-sociológico en el contexto de la legitimación etica“, la RFA experimentó con el dopaje en varias disciplinas deportivas, desde el atletismo hasta el mayor prestigio del deporte alemán, la selección nacional de futbol, tres veces campeona del mundo.
El informe dice: "La hasta ahora desconocida carta del responsable FIFA doctor Mihailo Andrejevic informa al presidente de la Federación Alemana de Atletismo, doctor Max Danz, de que en unas pruebas antidopaje llevadas a cabo por la FIFA a finales del Mundial de 1966, tres futbolistas del equipo alemán tenían ‘ligeras señales’ de efedrina“.
Franz Beckenbauer, líder de la Mannschaft de 1966, admitió unos días atrás que se aplicaban “inyecciones vitamínicas“ sin saber en que consistían. Para tratar el tema se formara una junta especial, a la que acudirán Hans-Peter Friedrich, ministro del Interior, Jürgen Fischer, director del BiSP, Thomas Bach, presidente del DOSB y el profesor Giselher Spitzer de la Universidad Humboldt de Berlín, con el fin de aclarar el asunto y juzgar a los delincuentes de la RFA, tal y como paso al otro lado del muro.(Fuente)
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