Mario D. BRAÑA El Atlético de Madrid, tercero la pasada temporada, ha perdido a su máximo goleador, Radamel Falcao. El Valencia, que en algún momento pareció una alternativa de poder a los dos grandes, se ha quedado sin Roberto Soldado. Y el Sevilla, que viene de vivir una época dorada, se ha quedado de un golpe sin su jugador más desequilibrante, Jesús Navas, y su finalizador, Álvaro Negredo. Mientras tanto, el Barcelona se ha reforzado con la gran promesa del fútbol mundial, Neymar, y el Madrid, con dos de los españoles que apuntan más alto, Isco e Illarramendi. Así que todo apunta hacia otra Liga bipolar, con un mundo separando a los dos primeros del resto de la tropa. Sólo queda la incógnita de en qué medida afectará el movimiento en el banquillo del Camp Nou y del Bernabeu.
Con Mourinho en Londres y Guardiola en Munich, el clásico del fútbol español entra en una nueva dimensión. Tanto Carlo Ancelotti como el «Tata» Martino parecen hombres de paz, lo que promete unos Madrid-Barça más centrados en lo que pase en el terreno de juego. Pero más allá del puñado de partidos de rivalidad de cada temporada, no hay muchas razones para el optimismo ante la Liga que se pone en marcha el próximo fin de semana. La clase media del fútbol español sigue debilitándose, como lo prueba el éxodo masivo de jugadores a otros campeonatos, con la Premier League a la cabeza.
Sólo el Barcelona y el Madrid pueden competir con el potencial económico de los clubes ingleses, alemanes y, últimamente, franceses. En algún caso, como deja en evidencia el «culebrón Bale», la chequera de Florentino Pérez tampoco garantiza la consecución del objetivo. Y en otros, como la llegada de Neymar al Barça, han tenido más que ver los contactos de la directiva azulgrana en Brasil y el empeño del delantero en jugar al lado de Messi.
A la espera de un defensa central, que podría no llegar, el Barça de Martino será muy parecido al de las últimas temporadas. La intención del técnico argentino es que su equipo se aproxime más al de Guardiola que al de Vilanova-Roura. Pese a que ha tenido muy poco tiempo para trabajar tácticamente, por lo que se ha visto esta pretemporada Martino intenta recuperar la presión avanzada que encumbró al mejor Barcelona de la historia. Por los precedentes, tanto en sus anteriores equipos como en la selección uruguaya, el técnico argentino mantendrá la seña de identidad azulgrana, el juego de toque, pero buscando más velocidad arriba.
Mientras, el Madrid apunta a un cambio de estilo, consecuencia tanto del movimiento en el banquillo como de la política de fichajes. Carlo Ancelotti quiere que sus equipos lleven el peso de los partidos y en el Bernabeu tiene materia prima para plasmarlo en el campo. El contragolpe será un recurso más, no el punto de partida que estableció Mourinho. Con Isco en lugar de Di María y Modric retrasado a la zona de creación, al Madrid se le ha visto más interesado en salir con el balón jugado y en combinar en el centro del campo.
A la espera de la recuperación de los lesionados Varane y Xabi Alonso, además de la posible llegada de Gareth Bale, el once madridista parece perfilado. Casillas es el favorito para recuperar la titularidad en la portería, presionado por un Diego López que mantiene el buen nivel de la pasada temporada. También Arbeloa ve amenazado su sitio en el lateral derecho por Carvajal, una de las incorporaciones que marcan la españolización y rejuvenecimiento del equipo. Queda la duda del acompañante de Xabi Alonso, ya que Modric encaja mejor que Khedira en el nuevo estilo del Madrid.
La entrada de Isco en la mediapunta, su posición natural, también condiciona el papel de uno de los indiscutibles, Mesut Özil, que se ha visto desplazado a la banda derecha. Esa es la posición que, teóricamente, ocuparía Bale en caso de consumarse su fichaje, lo que aumentaría considerablemente la competencia en el ataque y complicaría la tarea de Ancelotti. La alternativa de situar en punta a Cristiano Ronaldo, a costa de Benzema, no parece factible de momento.
El Barcelona, que pese a su cómoda ventaja en la Liga sufrió mucho en los enfrentamientos directos, mira de reojo la reconversión madridista. El fichaje de Neymar responde tanto a la necesidad de reducir su «messidependencia» como de arrebatar una pieza codiciada por su gran rival. Soplan vientos de cambio en el Camp Nou, que verá alterada la columna vertebral del equipo: será la última temporada de Víctor Valdés, hay dudas sobre la recuperación de Puyol y parece evidente la necesidad de dosificar a Xavi Hernández. En cualquier caso, suficiente para que la Liga siga siendo cosa de dos.(Fuente)
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