
El año 2003 la historia del Barcelona estuvo a punto de cambiar. Gaspart convocó elecciones tras dos años desastrosos económica y deportivamente y accedió a la presidencia del club Joan Laporta como presidente junto a Sandro Rosell como vicepresidente deportivo. Se encontraron un club en bancarrota y tuvieron que recortar gastos de todas partes para tratar de edificar un nuevo proyecto.

Una de las primeras medidas de ahorro de la nueva junta liderada en el aspecto deportivo por Sandro Rosell fue la de considerar prescindible a Leo Messi. El argentino vivía por aquel entonces en Barcelona con su padre, que mantenía el permiso de residencia gracias a una beca del club que le fue retirada ese año. Ante esa situación, Jorge Messi le planteó al club que no le quedaba otra opción que regresar a Argentina con su mujer y llevarse con él a su hijo.

La solución llegó de parte de Antoni Vilalta, empresario amigo de Hoyos que contrató a Jorge Messi para su empresa (contrato adjunto) a cambio de un porcentaje si el jugador llegaba al primer equipo. Leo no se fue, triunfó, pero el contrato jamás se pagó. Ahora está en los tribunales.(Fuente)
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