Wembley se llenó para la presentación oficial de la liga inglesa, la Charity Shield. 80.000 aficionados (solo 6.500 del Wigan) siguieron un partido al que le faltó velocidad e intensidad, pero que evitó una pequeña crisis y confirmó que el trabajo de Roberto Martínez se ha abandonado en su antiguo club. David Moyes necesitaba un triunfo en el primer título de la temporada, tras un verano rocoso que ha visto ganar al Manchester en solamente dos de siete partidos. Ganó,consiguió su primer título como entrenador y obtuvo un poco más de crédito mientras mejora lo mucho que queda por mejorar, ficha a algún jugador que se pueda añadir al campeón de liga de la temporada pasada y soluciona el futuro de Wayne Rooney (que posiblemente vestirá de azul del Chelsea antes del final de agosto).
De momento, el encuentro confirmó que Van Persie sigue enchufado. A los seis minutos, el holandés hizo de las suyas: recogió el balón al borde del área, buscó a Evra en banda y este centró a la cabeza de su ariete que colocó el balón lejos del portero. 1-0. A la hora, un lanzamiento con la izquierda de Van Persie fue desviado por James Perch. 2-0. Había curiosidad por ver a Zaha que, como el resto del equipo, jugó a ratos.
El Wigan solo lanzó una vez a puerta. Quizá hubiera hecho lo mismo con Roberto Martínez, pero está claro que no de la misma manera. Owen Coyle, que iba para entrenador de moda hasta su fracaso en el Bolton, prefiere la defensa atrasada y el balón largo, una decepción para un equipo que nunca ha utilizado la excusa de un presupuesto pequeño para intentar relacionarse con el balón con más cariño.(Fuente)
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